Resumen
Allá por los años 60, los astrónomos no contábamos con telescopios espaciales suficientemente potentes como para detectar la emisión en rayos X proveniente del espacio. En su lugar, debían utilizarse cohetes que sólo conseguían estar por encima de nuestra atmósfera por algunos minutos, lo cual es necesario pues la atmósfera absorbe gran parte (sino toda) la emisión en rayos X que llega desde el espacio, volviendo luego a la superficie Terrestre. En una de estas misiones fue que identificaron por primera vez a la binaria de rayos X llamada Cygnus X-1. Más tarde, en diciembre de 1970, se lanzó al espacio el primer satélite cuyo propósito era investigar la emisión en rayos X: Uhuru (que en Swahili significa “libertad”). Este satélite confirmó la existencia de la fuente Cygnus X-1 y midió la posición de la fuente junto a otras características interesantes de la misma.