Hacia una arqueología del diagnóstico en psicoanálisis: transexualidad y psicosis
Resumen
La amalgama entre transexualidad y psicosis que hoy encontraría asidero en algunas vertientes del psicoanálisis, pareciera hallar sus fundamentos en una serie de supuestos, tales como el avance de la libido homosexual o la realización de las fantasías inconscientes que Sigmund Freud (1911 [1910]) ubica en el caso Schreber, la desregulación del goce en las psicosis que se puede leer a partir de la enseñanza de Jacques Lacan, etc. Esto implica que en la base del diagnóstico estructural se encuentre un entramado de hipótesis en torno a las causas, de donde se desprenderán sus modalidades de tratamiento. Pero la pregunta por los supuestos que subyacen al diagnóstico de psicosis en casos de transexualidad merece una arqueología más extensa del modo en que la sexualidad se ha vinculado con el diagnóstico en la historia de la psicopatología. Esto demanda una historia crítica que comprenda una amplia revisión bibliográfica de la temática. Desde que existe la locura, la sexualidad se ha entramado en una serie de supuestos que han permitido cartografiar un conjunto de nosografías. La psiquiatría clásica definía entonces la sexualidad normal según los cánones de la sociedad burguesa, mientras que sus desvíos dieron lugar a extensos desarrollos dentro del campo de la patología. Así, por ejemplo, el alienista reconocía la locura en las manifestaciones producidas por el desorden de las pasiones, una causa natural que permitía trazar el tratamiento moral basado fundamentalmente en el encierro y el contacto con el orden de la naturaleza. Al igual que Sócrates en la República, Pinel sostenía en el manicomio un modelo de organización social y un sistema de vigilancia y policiamiento sobre los cuerpos, la moral y la sexualidad (cf. Foucault, 1976). Aún en la psiquiatría del siglo XIX permanecía el sustrato natural de una perturbación de los instintos, ya no localizado en los humores sino en lo orgánico. La sexualidad se constituía así en una vía regia pare conocer el funcionamiento psíquico, a la par que el ideal de la reproducción comandaba los criterios diagnósticos a partir de la desviación, tal como lo representa en su época Richard von Krafft-Ebing (1895). Este sello acompañaría en cierta medida a la psiquiatría hasta la actualidad en sus sucesivas ediciones del DSM. Por su parte, el psicoanálisis, a pesar de haber corrido del campo de la patologización las distintas formas de la sexualidad -por ejemplo al postular tempranamente que la pulsión no tiene objeto-, puede que no siempre haya podido distanciarse de la elección sexual en sus criterios diagnósticos. La temática cobra entonces relevancia en la actualidad a partir de la imposibilidad de establecer un diagnóstico en función de la sexualidad de las personas, tal como dicta la Ley Nacional de Salud Mental (26657) en nuestro país. Ello invita a algunos sectores del psicoanálisis, o a algunos psicoanalistas, a repensar sus criterios diagnósticos y delimitar la ética de sus intervenciones.